Si te has dado un paseo por tu supermercado habitual en busca de levadura, tal vez te haya sorprendido ver que hay varios tipos. También, puede ser que hayas copiado una nueva receta de internet y que veas que usar levadura fresca o en polvo y te ha podido surgir la duda. ¿Puedo utilizar indistintamente una u otra? ¿Qué diferencias existan entre ellas? Vamos a descubrirlo.
Levadura fresca o en polvo: diferencias
La primera diferencia que podemos ver en estos dos productos es su presentación. La levadura fresca la encontrarás en un formato de cubo, mientras que la leveadura en polvo estará así, en polvo. También cambia su conservación. La primera hay que mantenerla en nevera (de hecho en el super la encontrarás en la sección de refrigerados) y la segunda la puedes guardar en cualquier armario, siempre que esté seco y protegido de la luz directa del sol y las temperaturas muy extremas.
La levadura seca (también conocida como levadura en polvo, levadura Royal o levadura química) se trata en realidad de polvos impulsores (o polvos gasificantes), que reaccionan muy rápido frente al calor y no necesita fermentación. Se suele utilizar en recetas para las que no tenemos mucho tiempo y queremos que crezca rápido. Su caducidad es más larga, por lo que nos aguantará más tiempo.
También necesitaremos usar menos cantidad. Para que te hagas una idea, se suele decir que 30 gramos de levadura fresca o prensada equivalen a 10 gramos de levadura en polvo o seca.
Ambas se pueden congelar, por lo que si ves que se te va a estropear, lo mejor es meterla al congelador y, cuando necesites usarla, descongelarla previamente para que vuelva a “revivir”.
Tanto si usas levadura fresca o en polvo podrás utilizarlas en tus recetas de panes, bizcochos, pizzas o lo que vayas a preparar. Si no sabes si usar una u otra, el consejo más básico es que uses en polvo si necesitas que crezca rápido o fresca si quieres un crecimiento más paulatino.
En esta línea, aquí te dejamos la receta de masa de pizza sin reposo.
