Filtros para la campana extractora, ¿Qué debes saber?

Cuando se trata de mantener una correcta ventilación de la cocina y eliminar los olores que se producen al cocinar, a menudo ignoramos uno de los elementos más cruciales en este proceso, dado que normalmente asumimos que la campana hace el proceso en su totalidad. Ese elemento que estamos pasando por alto son los filtros para la campana extractora, y es el que se encarga de retener y disminuir la concentración de partículas en suspensión, así como también de filtrar el aire sucio y reciclarlo. Con eso dicho, ya nos podemos hacer una idea del rol que desempeñan los filtros campana extractora en el proceso de ventilación. 

Antes que nada, hay que aclarar que existen dos clases de campana, por lo cual es importante conocer que tipo tenemos instalada en nuestro hogar a la hora de buscar Recambios Campana extractora o de reemplazar los filtros. En este sentido, hay dos categorías: 

  • Campana con salida de humos o aspirantes: Son aquellas campanas cuyo conducto atraviesa la pared y expulsan al exterior el aire sucio, vapores, malos olores y demás partículas. Este tipo hace uso de un filtro de aluminio que viene de fábrica. 
  • Campana sin salida o filtrantes: Estas son las campanas que no poseen un conducto que expulsa el aire al exterior; normalmente se usan cuando no es posible instalar un conducto de evacuación. Este tipo de campana emplea filtros de carbón activado. 

Tipos de filtros para la campana extractora 

Como verán, en función de su propósito, las campanas necesitan filtros de un tipo u otro. En el caso de filtros de campana extractora que se ubican en el exterior existen 3 tipos: 

Filtro metálico: Es un filtro de acero inoxidable muy habitual en la hostelería, el cual es muy duradero y fácil de limpiar. Siempre viene instalado de serie. 

Filtro de malla: Como su nombre lo sugiere, emplea una malla metálica, la cual retiene la grasa, vapores y contaminantes de la cocción. Este tipo es el que más abunda en hogares, y tal como veremos más adelante, su mantenimiento es muy sencillo, pues por lo general se pueden limpiar con el lavavajillas. 

Filtro para campana extractora de malla

Filtro combinado: Este tipo de filtro posee tanto una malla metálica como lamas de acero inoxidable. Por lo general es más costoso, pero tiene el beneficio de reciclar el aire. 

Filtros para campana extractora sin salida

Por otro lado, tenemos a los filtros no visibles o filtros para la campana extractora sin salida. A continuación, encontraremos los más utilizados: 

Filtros de carbón activo: Este tipo atrapa el aire sucio en una superficie porosa, la cual absorbe la grasa, olores y el vapor, de manera que se deshace de la mayoría de contaminantes y lo devuelve limpio a la cocina. No obstante, tiene una vida útil limitada, por lo que deben reemplazarse cada seis meses más o menos. Afortunadamente, se consiguen con facilidad y se pueden comprar sin por separado.

Filtro de carbón de una campana extractora       

Filtro de manta y de gránulos: En ambos casos están compuestos de carbón activo, pero en el primer caso se trata de una manta, mientras que en el segundo consiste en una malla con pequeñas esferas de carbón activo. 

Filtros de grasa: Estos filtros se caracterizan por estar compuestos por una tela que retiene la grasa, pero son desechables. 

Mantenimiento 

Como casi todo utensilio de cocina, los filtros para la campana extractora requieren mantenimiento (o reemplazo) para asegurarse de que la campana siga funcionando óptimamente. Dependiendo de la categoría puede ser más fácil o más complicado, pero no es nada del otro mundo. 

En el caso de los filtros de aluminio y acero inoxidable (para campana con salida), los podemos limpiar con agua tibia y detergente. Dependiendo del tipo incluso podemos meterlo en el lavavajillas, pero eso siempre y cuando el fabricante lo indique; Balay tiene varios modelos así, pero no es el único. 

Mantenimiento de filtro de campana extractora

Por otro lado, los filtros de carbón activo (para campana extractora sin salida) no se pueden sumergir directamente en agua pues se dañan. Estos se higienizan con un paño húmedo y encima de ello hay que cambiarlos periódicamente pues la acumulación de grasa puede causar problemas. Se recomienda reemplazarlos cada 6 meses o, como mínimo, una vez al año. 

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